Kent Larson, investigador del Laboratorio de Medios del MIT, confía en que las viviendas multifuncionales, los vehículos bajo demanda y el emprendimiento local mejorarán la habitabilidad.
La visión de los espacios urbanos de Kent Larson nos sumerge de golpe en esas ciudades inteligentes en las que las personas gozan de una vida más ´humana´. Hablando con él vislumbramos entornos de ocio, trabajo y convivencia seguros y saludables, dispositivos que nos conectan con un caudal de información relevante para nuestros intereses, sistemas que nos ahorran tiempo, dinero y energía, y servicios dónde y cuándo los necesitamos.
Pero materializar este sueño supone cambiar radicalmente nuestra forma de movernos, consumir y relacionarnos, y Larson, director del grupo Espacios Cambiantes del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT), en Estados Unidos, es tajante al respecto: « La tecnología no puede hacer eso por sí sola ». Sin embargo, este arquitecto que trabajó durante 15 años en Nueva York y dirige también el grupo House_n en la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del MIT, cree que una combinación de « diseño, buenas políticas públicas y buenas tecnologías » sí puede conseguirlo. Durante su participación en el panel de ciudades inteligentes de EmTech Colombia, Larson ha compartido con MIT Technology Review en español algunas de las claves que nos acercarán a esta meta en las próximas décadas.
¿Qué cambios tenemos que priorizar para conseguir ciudades más habitables?
Nosotros abogamos por que las ciudades aumenten su densidad pero sin incrementar la polución y la congestión. Eso tiene mucho que ver con el diseño y las políticas públicas que deben crear barrios más compactos y mejores para recorrer a pie, como los que existen en las ciudades europeas más antiguas que adquirieron su forma antes de la llegada del automóvil. Hay que construir nueva infraestructura, por ejemplo, carriles bici para que la mayoría de los desplazamientos puedan hacerse sin usar el coche, e incluso sin usar el transporte público. También hay que evitar que estén separadas las áreas residenciales, administrativas, comerciales, industriales, y tender a una distribución similar a la de las antiguas ciudades, previas a que el modelo norteamericano introdujera esta separación de funciones.
¿Y qué tipo de tecnologías encontraríamos allí?
Si conseguimos integrar todos estos factores podremos beneficiarnos del diseño de nuevos vehículos, de perfiles de uso bajo demanda con los que sepamos donde se encuentran éstos a través de una interfaz con motores de recomendación multimodales que permitan disponer del vehículo apropiado en el momento y en el lugar adecuado; o de una infraestructura sensitiva para comprender los patrones de movilidad de la gente y poder optimizar los flujos de tráfico. También podemos introducir nuevas tecnologías en los edificios para reducir el consumo energético y apostar por espacios transformables que sustituyan a los espacios de un solo propósito, desaprovechados, que solo utilizamos durante una pequeña parte del tiempo.
¿Existe ya alguna ciudad inteligente modélica?
Ninguna ciudad existente es perfecta, todas evolucionan independientemente. Hay ciudades que son buenas diseñando espacios abiertos y servicios para la población, otras lo son en gestión inteligente del tráfico, otras tienen estupendas infraestructuras para bicicletas… pero no hay un ejemplo de todo esto funcionando junto como un modelo, de hecho, no creo que pueda haberlo. Tiene que existir una serie de soluciones modulares que incorporen políticas públicas, diseño y tecnologías y que se implementan de forma única y local en cada ciudad. Lo que funciona en Medellín puede que no funcione en Barcelona, incluso aunque la gente hable el mismo idioma.
¿Es más fácil crear una ´buena ciudad´ desde cero que mejorar una ya existente?
Es más barato y menos frustrante hacer las cosas bien desde el principio que tener que ir arreglando problemas. En muchas de las ciudades existentes hay determinados grupos de interés a los que no les gustan los cambios e intentan proteger lo que hay. Pero aunque es duro luchar contra esto, hay algunas mejoras que son muy claras: tratar de detener la expansión, contener la ciudad, concentrar el desarrollo en barrios viables que puedan llegar a desarrollar su propia identidad, asegurar la mezcla de lugares de trabajo, comercios y viviendas de manera que la gente tenga todo lo que necesita en su barrio.
Para ciudades creadas desde cero, como algunas en Asia o Latinoamérica, se pueden delinear ciertas características -separar las bicicletas y los coches, crear infraestructuras básicas, diseñar claramente los barrios-, y esto permitirá luego a sus habitantes improvisar de acuerdo a sus valores particulares. Una ciudad no debe tener una imagen estándar, aunque puedas determinar ciertos componentes en relación a la infraestructura y la planificación urbana que la hagan funcional.
Y vosotros estáis buscando esos componentes con el proyecto ´City Science Initiative´.
Queremos analizar sistemáticamente las cosas que funcionan bien y mal en unas ciudades seleccionadas e identificar atributos que deberían ser comunes a todas. Estamos desarrollando determinadas tipologías, pero no solo en lo relativo a la forma. Hay cosas fáciles de apreciar: la red de las calles, la distribución de parques y espacios públicos,…son aspectos superficiales obvios e importantes. Pero hay otros puntos a tener en cuenta como la diversidad de empresas existentes, las oportunidades para las mujeres y los jóvenes, el apoyo social a la innovación, la infraestructura tecnológica, o el tipo de industria que predomina y dónde está ubicada.
Lo que queremos desarrollar es una especie de hipótesis de diseño, en la que si haces A, B y C en una ciudad puedas obtener una serie de resultados y puedas examinarlos. Es complicado tomar dos ciudades y hacer un experimento controlado, pero podemos dividirlo en sus componentes y hacer experimentos de sistemas de movilidad compartida, de interfaces, de viviendas, recoger datos de ellos, y esperamos poder agregarlos para establecer una teoría general sobre cómo construir ciudades.
Entonces, ¿en qué medida podrían el urbanismo y la arquitectura solucionar los problemas?
Tradicionalmente han diseñado la solución óptima y única para un lugar, una familia, un edificio en particular. Esto funciona bien para un pequeño subconjunto de problemas pero no a gran escala, por eso tenemos que conseguir una teoría más general. Esta consistiría en una estructura de arriba hacia abajo pero que necesita y hace posible la intervención de abajo hacia arriba de los emprendedores e innovadores. Es como una obra de teatro: la infraestructura de la ciudad es el guión, pero sin los actores, la improvisación y los artistas creativos que contribuyen -el equivalente a los emprendedores e innovadores locales- este no vale gran cosa.
Fuente: Technologyreview