SMART CITIES
Ciudad inteligente e innovadora
Tradicionalmente, se ha definido una Ciudad Inteligente (Smart City) como “aquella ciudad que usa las tecnologías de la información y las comunicaciones para hacer que tanto su infraestructura crítica, como sus componentes y servicios públicos ofrecidos sean más interactivos, eficientes y la ciudadanía pueda ser más consciente de ellos”.
En una definición más amplia, una ciudad se puede considerar como “inteligente” cuando las inversiones en capital humano y social y en infraestructura de comunicación fomentan activamente un desarrollo económico sostenible y una elevada calidad de vida, con una sabia gestión de los recursos ejercida a través de un gobierno abierto.
Un concepto en evolución
Según el EIP-SC European Innovation Partnership on Smart Cities and Communities, las Ciudades y Comunidades Inteligentes se pueden definir de la siguiente manera:
«Las Ciudades Inteligentes deben ser consideradas sistemas de personas que interactúan y usan flujos de energía, materiales, servicios y financiación para catalizar el desarrollo económico sostenible, la resiliencia, y una alta calidad de vida; estos flujos e interacciones se hacen “inteligentes” mediante el uso estratégico de infraestructuras y servicios de TICs en un proceso de planificación urbana y gestión transparentes que responda a las necesidades sociales y económicas de la sociedad»
Una ciudad se puede definir como inteligente cuando muestra un desempeño positivo en estos tres ámbitos y está construida en base a una combinación «inteligente» de dotaciones (comunicaciones, infraestructuras, desarrollo económico) y actividades de la ciudadanía conscientes e independientes (participación, educación) que hacen una gestión racional de sus recursos disponibles ejercida a través de un gobierno abierto.
Cuatro principales focos de valor
Es sostenible: usa tecnología digital para reducir costos y optimizar el consumo de recursos, de modo que su actual administración no comprometa el uso por parte de las generaciones futuras.
Es inclusiva y transparente: tiene canales de comunicación directos con la ciudadanía, opera con datos abiertos y permite hacer el seguimiento de los presupuestos invertidos.
Genera riqueza: ofrece infraestructuras adecuadas para la generación de empleos de alta calidad, innovación, competitividad y crecimiento de los negocios.
Está hecha para la ciudadanía: usa tecnología digital para mejorar la calidad de vida de las personas y dar acceso rápido a servicios públicos más eficientes.